domingo, 6 de enero de 2013

Es otra cosa

Solemos mencionar "la justicia" como si lo fuera, olvidando que quienes la ejercen son individuos falibles, y pueden ser corruptos, coimeros o integrantes de la Corporación judicial.

Olvidamos que el destino de toda diferencia de opiniones es otra opinión: la del juez y que, como dijera Bertolt Brecht: Muchos jueces son absolutamente incorruptibles; nadie puede inducirles a hacer justicia.

José Hernández pone en boca de "El moreno", en su Martín Fierro, estas estrofas hace más de un siglo atrás:

Dende que elige a su gusto,
lo más espinoso elige;
pero esto poco me aflige
y le contesto a mi modo:
la ley se hace para todos,
mas sólo al pobre le rige.

La ley es tela de araña
en mi inorancia lo esplico:
no la tema el hombre rico;
nunca la tema el que mande;
pues la ruempe el bicho grande
y sólo enrieda a los chicos.

Es la ley como la lluvia:
nunca puede ser pareja;
el que la aguanta se queja,
pero el asunto es sencillo:
la ley es como el cuchillo,
no ofende a quien lo maneja.

Le suelen llamar espada
y el nombre le viene bien;
los que la gobiernan ven
a dónde han de dar el tajo:
le cai al que se halla abajo
y corta sin ver a quién.

Hay muchos que son dotores,
y de su cencia no dudo;
mas yo soy un negro rudo
y aunque de esto poco entiendo,
estoy diariamente viendo
que aplican la del embudo.


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